10M - Con el lema “El instinto manda” como bandera, Jauríairrumpió en el escenario de La Trastienda en la primera de las dos funciones pautadas y demostró que, de las promesas vertidas en su álbum debut, pasó a una realidad constante y sonante.
Frente a una nutrida y fervorosa cantidad de fans (“los mestizos”, a decir de Ciro Pertusi), el cuarteto desgranó una atractiva mixtura de power pop y punk melódico, donde la intensidad y la contundencia rockeras se balancean finamente con la riqueza melódica, los cambios de ritmo y las programaciones que le dan el soplo “high tech” y contemporáneo a la propuesta.
Sin dudas, Jauría destila rock, a veces veloz y pleno de adrenalina y otras lindando con los medios tiempos. Pero mientras no deja de apoyarse en los clásicos de la “old school” (“Guerra en las galaxias”, “Tosco”), tampoco se queda anclado en la mera nostalgia punk. La intención pareciera ser la de mirar hacia delante, sonar actual y, sin perder ni un ápice de potencia, ahondar en la búsqueda de cierta fibra sensible y de la canción perfecta, en la senda de, por ejemplo, Buzzcocks, The Jam y Bad Religion. En ese sentido, la banda consigue, y con creces, su objetivo en creaciones de gran factura como “Ascenso”, “El tren”, la bella “Austin” (con Maikel de Kapangacomo guitarrista invitado), “Indios Kilme” y “Adiós a Dios”.
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