Ritmoson- Con las cuerdas vocales a pleno rendimiento y una nueva banda cada vez mejor engrasada. Así se muestra Enrique Bunbury en Gran Rex, un álbum grabado en directo en ese auditorio bonaerense durante la gira que el artista realizó por América para presentar su último disco de estudio, Las consecuencias. "Teníamos una deuda con el público argentino. Desde los primeros shows que realicé con Héroes, hace ya 20 años, he visitado el país con regularidad, y en cada una de las giras me he sentido querido y respetado. Es un público único. Para mí, el mejor del mundo, el más culto musicalmente y, a la vez, el más apasionado", explica Bunbury en una entrevista con Efe. De todo el mundo, Frente a frente, Alicia, Que tengas suertecita, Apuesta por el rock & roll, El anzuelo o El viento a favor son algunas de las 24 piezas que se pueden saborear en Gran Rex, un repertorio con el que Bunbury recorrió la friolera de 25 ciudades en Estados Unidos. "En ocasiones anteriores, la forma de enfocar esa parte de las giras siempre era la misma: tocábamos en los cinco o seis lugares con mayor población latina y ya. Así repetíamos constantemente Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Houston, Miami...", recuerda el cantante zaragozano. "El planteamiento de esta gira consistía en subirnos a un tour-bus y recorrer el país de costa a costa, haciendo shows de capacidad media en ciudades en las que jamás había tocado. Vitalmente, la experiencia ha sido muy enriquecedora; profesionalmente, el tiempo dirá; y económicamente, un desastre", confiesa. España no tuvo tanta suerte en el reparto, ya que el tour de "Las consecuencias" sólo contó nueve fechas en territorio nacional. "La gira se iba a alargar hasta mediados de 2011. Por motivos personales, tuve que darla por terminada en diciembre, y tuvimos que renunciar a muchos países de Centroamérica, Sudamérica, Caribe y a la segunda vuelta por España", recuerda Bunbury. El vocalista, por otro lado, se quedó con una espina clavada tras su visita a Madrid. "Estaba algo disgustado con las dificultades que tuvimos para encontrar un recinto adecuado a las necesidades del espectáculo. El Palacio de los Deportes, definitivamente, no fue la mejor opción", asegura. "Quisimos convertir el Palacio en un auditorio, como antes hicieron, con acierto, Leonard Cohen y Sabina. Desgraciadamente, nosotros lo hicimos en pleno invierno y el frío era insoportable. Además, cometimos el error de no utilizar las pantallas y, para las filas más alejadas, el espectáculo quedó desangelado", lamenta.
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