Cuando, con tan sólo 19 años, Daniel "Pipi" Piazzolla aterrizó en el Musicians Institute de Los Ángeles, cargaba una presión enorme en sus espaldas. Su padre, el pianista Daniel Piazzolla, hijo del mítico Astor, había hipotecado su propia casa para pagarle los estudios en la prestigiosa academia. A Daniel no le había sido fácil aceptar la decisión de su hijo de instalarse un año en el exterior. Recién entendió que venía en serio cuando él rechazó la oferta de un auto con "la mejor batería del país" dentro, para que se quedara.
Recordando a su abuelo dijo: "Mi abuelo era un tipo muy cabrón, le gustaba pelear, tenía un carácter fortísimo. Si alguien llegaba a mirarlo fijo por la calle, era capaz de agarrarse a piñas, pero ahora entiendo que fue ese intenso temperamento el que le permitió persistir con su música. A él no lo querían, le hicieron la vida imposible y es realmente un mérito haber resistido condiciones tan adversas. Recién comenzó a conocer el éxito a los 60 años, luego de una vida luchando por hacer música. Sin dudas saber eso me inspira y aunque él nunca llegó a escucharme tocar en serio, me gusta pensar que esté donde esté, se siente orgulloso de mí".
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