RS -Hay mucha gente que pasa por la vida y el único disco de reggae que escuchó es Legend, el compilado de Bob Marley que también es el best of por antonomasia. Es cierto, es imposible reunir tantos himnos, tantas canciones significativas para tanta gente en tan poco espacio. Pero ¿qué hay detrás de ese manojo pulido de éxitos roots rock reggae? Un universo. Ciertamente, Marley convirtió el reggae en algo que va mucho más allá del sonido. Un movimiento global. La voz de una forma de resistencia.Pero además está esa increíble cantidad de discos. Cien. Si poner a punto una lista de álbumes de rock y de pop es una tarea siempre ardua y merecedora de los más diversos reproches, imagínense la de un género tan sinuoso como el reggae. Es un corpus de discos tan específico y a la vez vasto, que a uno le da la sensación de estar metiéndose en una jungla oscura y fascinante. Hay mucho, claro, y también falta mucho. El reggae internacional tiene su Meca en Jamaica, pero se ha diseminado como el autocultivo (dicho sea de paso: desde aquí celebramos la nueva jurisprudencia de la Corte, pero desvinculamos la noticia de nuestra tapa, cuyo germen se remonta a varios meses atrás). En Argentina, por ejemplo, se pueden rastrear las sesiones de culto de la Hurlingham, los héroes del ska nacional (Intocables, Cadillacs), los paladines masivos (de Los Pericos a Los Cafres) y las nuevas generaciones (de Dancing Mood a Nairobi).
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